Por el Profesor de Biología
Gonzalo Cavo
En nuestras manos está la posibilidad de hacer un aporte
para vivir
en una mejor ciudad.
Cuando describimos
nuestra ciudad, barrio o casa, lo hacemos siempre poniendo el corazón, teniendo
en cuenta nuestras vivencias según nos guste o no el lugar. Viajar o conocer
ciudades y culturas distintas (ya sea en un viaje real o a través de lecturas)
permite abrir las puertas a cientos de preguntas y así, surgen las valoraciones personales sobre el lugar que
habitamos.
Una descripción detallada de nuestro hábitat
no es una fotografía y por lo tanto, una imagen estática. Debemos proponernos
generar una maqueta mental que tenga la propiedad de ser transformada, no sólo
a través de nuestras mentes sino, por nuestras acciones.
Pensemos en los aspectos positivos del
paisaje de nuestra ciudad y lo conservemos; también, pensemos en lo negativo y
lo transformemos para mejorarlo.
Temperaturas muy elevadas en verano, falta de
sombra, calles inundadas, polvo en suspensión, sequedad ambiental, vientos muy
fuertes, entre otros, son los problemas
que podríamos mencionar como características de nuestra Córdoba
Ante esta
descripción un tanto “gris” de nuestra querida ciudad, ¿qué podemos
hacer cada uno de nosotros? ¿cómo transformamos esta realidad en la que
vivimos? Una sugerencia…¡plantando! Sí, cada casa con sus árboles al frente o
al menos la que habitamos. Nuestro patio, balcón o terraza… con vegetación. Los
árboles y plantas refrescan el ambiente; sus hojas despiden gotitas de agua que
también aportan humedad; el suelo donde se asientan se calienta mucho menos que
el asfalto, cemento y demás construcciones humanas. Además, absorben agua por lo
que, así evitamos que el agua de lluvia se deslice por toda la superficie como ocurre en calles
y veredas. Si alguna vez caminamos por calles arboladas y somos buenos
observadores, seguro notaremos que, tanto la temperatura como el viento, es
menor bajo las copas de los árboles, ya que sus hojas sirven de filtro; en
ellas queda el polvo atmosférico que vuelve
al suelo con las lluvias. Además
cuando el suelo está cubierto por vegetación es muy difícil que las ráfagas de viento levanten
tierra.
Tenemos que decidir dónde queremos vivir: en
una jungla de cemento o en una ciudad más fresca, más limpia, más bella y
hacerla posible. Entonces, plantéate la posibilidad de plantar para mejorar!